No -amigos míos, apóstoles de la restauración del teatro catalán-, la cuestión no está entre la alpargata y la botina… -Precisamente, la democracia, en todos los países, ha demostrado cierta predilección por las botines de botones, unicolors, bicolors o policromes -por las botines de cartera-, por las que un tiempo se denominaron “polaques”. No. Todo al contrario.
Estado de aristocracia es, precisamente, aquel en el cual desaparece toda distinción entre botina y alpargata. Arte aristocrático es aquel en el cual toda distinción entre botina y alpargata pierde absolutamente el sentido. Tenéis: por mí lo más refinado, el más aristocrático entre los artistas catalanes, ¿nunca diríais quién es?